Hacia el norte, por Taramundi
Desde las Médulas bajamos hacia la costa por Taramundi, famosa en los siglos XVIII y XIX por sus ingenios de movidos por agua, de los que sobreviven numerosos restos. Paramos a visitar Os Teixois, un caserío de apariencia medieval, junto al arroyo de las Mestas. Allí pasamos un par de horas estupendas, primero degustando un delicioso plato de quesos con miel, todo de la tierra; y luego entretenidos por las demostraciones de los ingenios artesanos: el mazo de la fragua, el molino de cereal, la piedra afiladora, o el estruendoso batán para ablandar telas. ¡Lástima que pudimos quedarnos a comer, cuando ya chispeaban las ascuas en la parrilla!
Nos acercamos hacia la costa a mediodía, por la ría de Ribadeo, lugar por donde desemboca al Cantábrico el popular río Eo, que separa las tierras gallegas y asturianas. El resol domina el cielo a esta hora, denso y cegador; pero el paisaje es agradecido y apacible a nuestro alrededor. Reina un moderado silencio, solo interrumpido por las labores de descarga de un barco en el muelle, a nuestra izquierda. Desde la soleada terraza del Parador de Ribadeo, el pueblo asturiano de Castropol parece el cuadro de un paisaje bien colgado del cielo, al otro lado de la ría.
Bajamar en la playa de las Catedrales
Por la tarde nos acercamos a la playa de las Catedrales, apenas a una decena de kilómetros hacia poniente. Hemos llegado pronto, cuando el mar apenas empezaba a retirarse de la tierra, y hemos aprovechado el tiempo reponiendo fuerzas con un pulpo a feira y cerveza. Está nublado y no hemos podido contemplar la puesta de sol, pero si hemos podido disfrutar de una larga hora y media de paseo entre los espectaculares acantilados y sus enigmáticas cuevas, mientras las aguas seguían retirándose serenamente mar adentro, con la precisión de un reloj suizo, y el agua encharcada se filtraba tierra abajo.
En la misteriosa 'Villa Excelsior', de Luarca
En el mirador de la ermita de la Regalina
Esta diminuta ermita fue erigida en 1931, por impulso del padre Galo, un natural de Cadavedo, sobre un lugar más estético que devoto. Las vistas desde la planicie en la que se asienta la ermita son realmente espectaculares, especialmente hacia oriente; desde donde puede verse, muy por debajo, la cercana playa del pueblo. El lugar está bastante solitario, solo hay un par de lectores, ensimismados en sus libros, y unos críos jugando a las cartas sobre la hierba. Un pequeño grupo de gaviotas pasa graznando muy cerca de nosotros, con sus vuelos acrobáticos.
En Cudillero
Después de una sabrosa comida asturiana en 'El Faro', paseamos por la plazuela de los restaurantes hasta el puerto y me siento a dibujar en un banco. Hoy hemos coincidido con unas fiestas populares locales, y el bullicio de cánticos y celebraciones llega a ser ensordecedor. Si volvemos la vista, parece como si estuviésemos en el centro de un gran teatro griego, donde se han cambiado las gradas por casas, caprichosas y coloristas, que se nos echan encima como en una avalancha titánica e imprevista. Las calles son innecesarias y solo hay lugar para esbozos de escaleras y rampas, tortuosas y estrechas.
2 de julio
Paseo por los soportales de la calle Galiana, en el casco viejo de Avilés
El casco antiguo de la villa de Avilés bien se merece una visita. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1955, y es considerado el segundo mejor casco antiguo de Asturias tras el de Oviedo. Después de un estupendo desayuno en una chocolatería cercana a la plaza del ayuntamiento, paseamos por sus calles y plazas. La calle de Galiana, construida en el siglo XVII, es un ejemplo imponente de calle con soportales, que debió permitir a los artesanos de antaño trabajar con luz en la calle, protegidos de la lluvia, del sol y del viento. En la planta baja tenían sus almacenes y las cuadras, con la vivienda en el primer piso, y la huerta en la parte trasera.
En el faro de Cabo Peñas
El faro de Cabo Peñas fue el primer faro construido en la costa asturiana (1852), y es uno de los pocos faros de España que todavía cuenta con farero. La construcción está situada en la meseta del Cabo de Peñas a unos cien metros sobre el nivel de un mar muy peligroso, que tiene registrados numerosos naufragios en los alrededores. El edificio del faro cuenta en la actualidad con un pequeño museo de temas marinos, en donde pudimos ver una recreación en vídeo de legendarias luchas submarinas entre cachalotes y calamares gigantes (kraken).
Anochecer en el mirador de San Roque
Al anochecer visitamos el pequeño pueblo de Lastres, sin duda uno de los más bonitos de Asturias. El dibujo de abajo está hecho en el mirador de San Roque, por encima del casco urbano, entre la capilla del santo, a la izquierda; y el restaurante del mismo nombre a la derecha, que no se ve en el boceto, y que hoy jueves estaba cerrado. Al fondo, la sierra de Sueve, separada por la entrada del mar.
3 de julio
Las pinturas rupestres de la cueva de Tito Bustillo
En las inmediaciones de Ribadesella está situada la cueva de Tito Bustillo, que contiene pinturas rupestres datadas entre el 22.000 y el 10.000 a.C. Es imposible dibujar o fotografiar dentro de la cueva, pero si puede hacerse en el excelente museo situado en las inmediaciones de la cueva. El conjunto principal tiene pinturas de caballos de gran realismo y gran tamaño, utilizando colores negro, rojo, violeta y otras tierras. Algunos dibujos tienen grabada la silueta y aprovechan las superficie irregular de la cueva para dar impresiones de volumen.
Continuamos el viaje por el interior de Asturias, hacia los impresionantes Picos de Europa, y algunos lugares imprescindibles del arte prerrománico asturiano, antes de regresar a Oviedo, como parada final de un magnífico viaje, antes de nuestra vuelta al tórrido verano de Madrid.
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