martes, 28 de octubre de 2014

Tres estampas para un soleado día de otoño en Segovia.

Por segunda semana consecutiva nos acercamos a Segovia, al encuentro del otoño. La luz atraviesa el cielo y las copas de los árboles huérfanos de hojas, entornados de par en par...


En la explanada de la ermita de la Fuencisla, frente a la iglesia del Carmen, donde descansan los restos del poeta místico San Juan de la Cruz.

Junto al río Eresma, bajo la inmensa mole del Álcazar medieval.

A la vista de la Vera Cruz (1208), cerrada hoy martes. 

martes, 21 de octubre de 2014

En los jardines de la Granja, a la caza del octubre rojo.


El guarda que cuida de la puerta de la imponente verja que rodea los jardines me devolvió el saludo amablemente esta mañana, pero se inquietó cuando supo que venía a pintar y me avisó que necesitaba un permiso. ¿Un permiso?, le dije, 'pero si solo voy a dibujar un dibujo pequeño', mientras rebuscaba en mi mochila para enseñarle mi cuaderno. 'Ah, bueno, si es tan pequeño, no creo que haga falta permiso', me dijo haciendo un gesto de complicidad, y me dejo alejarme tranquilamente.

Estoy dibujando sentado, a la sombra, en la ‘calle larga’, un camino transversal a la subida a los estanques del parque. Me esfuerzo por enfocar mi vista en la estatua al final del camino, en la plaza de las fuentes de las ocho calles, pero no lo consigo. La luz atraviesa las copas de los árboles y se refleja con violencia cegadora en el suelo. El otoño ha empezado con pocas lluvias y temperaturas suaves. Los árboles caducos están confusos, sus hojas amarillas caen de forma constante, pero en algunos de ellos han salido nuevos brotes como si estuviesen esperando a la primavera. La sierra de Guadarrama parece un sutil decorado de terciopelo turquesa suspendido del cielo.

Los jardines de la Granja están muy solitarios esta mañana. Los escasos visitantes apenas se alejan de las inmediaciones del palacio; las fuentes están apagadas, los estanques silenciosos, los bancos vacíos, el aire frío y seco, los pájaros discretos y las moscas embobadas. Pasa junto a mi una pareja en edad de retiro que hablan en inglés con un acento posiblemente australiano, y se alejan por el camino rapidamente. ¿Qué se les habrá perdido por aquí?,... 



sábado, 18 de octubre de 2014

Un par de horas en la Plaza de la Virgen, en Valencia

A primera hora de la tarde he tenido mi mejor oportunidad para dibujar, en la Plaza de la Virgen, en el foro más antiguo de Valencia. Me he sentado en mi silla plegable, sólo, en medio de la plaza, donde desemboca la riada humana que llega por el 'carrer del Micalet'. La plaza forma un conjunto muy complejo y atractivo. A esta hora está cubierta de sombra, pero la luz del fondo resalta las siluetas con mucha fuerza. Voy trazando líneas rapidamente, consumiendo apenas un instante entre observar la escena y marcar detalles en mi cuaderno de viaje. Pasa gente sin parar. Algunos me miran curiosos, otros se acercan a ver que hago, pero la mayoría simplemente me ignoran, como si fuese invisible. A medio dibujo llega calle arriba el estruendo de una tamborrada, que nos inunda la plaza por un rato. Más tarde acuden los invitados a una boda en la vecina basílica de Nuestra Señora de los Desamparados... Cuando termino y me levanto, veo que el resto del grupo está dibujando a mi espalda desde las escalinatas de la basílica.


La idea de ir a dibujar a Valencia empezó hace poco más de un año, durante otra jornada de dibujo en Cuenca; pero estas cosas necesitan su tiempo. Esperanza ha sido una excelente anfitriona y nos ha orquestado una magnífica jornada, acompañada por un día casi primaveral. Por la mañana hemos pasado por el concurrido Mercat Central y por la Lonja de la Seda, donde hemos dedicado nuestros primeros minutos de dibujo bajo la penumbra de su interior. Luego nos ha sorprendido con una excelente comida de hermandad, al sabor de una estupenda paella 'al señoret', que hemos disfrutado enormemente en una terraza al aire libre... Nuestro tren sale tarde y hacemos tiempo tomando un helado entre despedidas.
¡Un día genial! ¡Gracias, Esperanza!

jueves, 16 de octubre de 2014

Skyline de Madrid, desde la terraza del GymAge, en la plaza de la Luna

Los jueves a las once empiezo mi clase de dibujo en el Museo ABC. Tomo el cercanías hasta Sol y voy dando un paseo por las callejuelas hasta llegar a mi destino en la calle de Amaniel. La mayoría de la zona pertenece al oficioso barrio de Malasaña, del distrito Centro de Madrid. Es un barrio en constante transformación y hay numerosos rincones que bien se merecen un boceto a lo largo de las próximas semanas. Esta mañana había quedado a dibujar en el edificio de los antiguos y clausurados cines Luna, en la plaza del mismo nombre. Es un edificio moderno con una estridente fachada acristalada en color café, que  se encuentra adosado a la iglesia de San Martín de Tours (1836) y que acoge en su interior un gimnasio de varias plantas.


Apenas han pasado las nueve y media de la mañana. Subimos hasta la azotea, para comprobar si está abierta la terraza al aire libre. El lugar está desierto y un par de empleados de limpieza nos confirman que el local está cerrado y se abre a las doce del mediodía. Desencantados, nos damos media vuelta para bajar, pero en el último momento decidimos arriesgarnos y pedirles si nos pueden dejar dibujar unos minutos en un extremo de la terraza, a lo que amablemente acceden ante nuestra sorpresa. La azotea nos descubre unas vistas poco conocidas, desde la torre de Madrid en la plaza de España, hasta las torres de Colón. Nos ubicamos junto al muro de agua de una pequeña piscina, y frente por frente a  la cúpula, el tejado y las torres de la contigua iglesia de San Martín. Al fondo, los edificios que rodean a la antigua central de Telefónica en la Gran Vía. El contraluz a esta hora es espectacular.

sábado, 11 de octubre de 2014

Llegan las tormentas de otoño

Acabamos de empezar la temporada de tormentas de otoño, esas que misteriosamente siempre arrecian para aguar los planes de fin de semana. Ha estado lloviendo toda la noche y me temía lo peor, pero los cielos han amanecido serenos, aunque divididos, dejando ver al sol ir y venir entre nubes y claros. Huele a tierra mojada, mientras algunos bancos de niebla se están levantando hacia la sierra, dejando paso a una franja de luz espectacular que parece brotar de la tierra. He conducido unos cuarenta minutos hasta el lugar de cita, en la antigua estación de Mataespesa-Alpedrete, un punto en el camino ferroviario hacia la sierra de Guadarrama. Creo que la original se construyó en 1888, nada menos que diez años antes de la olvidada guerra de Cuba que tanto angustió a nuestros abuelos.


Son las diez de la mañana y apenas hay cuatro viajeros esperando al próximo tren. La temperatura es fresca y tendremos que estar bien abrigados, pero creo que podremos dibujar sin sobresaltos de lluvia. Todo está cerrado a cal y canto: desde los aseos, a la cantina y la taquilla. Solo parece funcionar una de esas monstruosas máquinas expendedoras de billetes. Cruzamos de andén por un paso sobre las vías y nos sentamos a dibujar. La conversación fluye con ingenio y buen humor, mientras cada uno está absorto en su cuaderno. El lugar es bastante tranquilo, porque solo hay un tren cada hora, pero la mañana ha pasado volando. Me recuerda la imagen de esos documentales tomados con cámara fija, en la que los cielos y las cosas se mueven sin pausa dentro de un mismo escenario. Al final, rematamos con una buena cerveza y unas suaves anchoas de Santoña...

martes, 7 de octubre de 2014

La Hermana Mayor

He subido temprano hasta la venta Marcelino, a las puertas del parque de Peñalara. Me ha sorprendido que un martes haya tanta afluencia de visitantes, la mayoría de ellos peinando canas o cubriendo calvas. Se mueven en silencio, acompañando a sus toses; y un pequeño grupo conversa en voz alta. Les preocupa el caso de ébola que se acaba de hacer público en la comunidad de Madrid. No parecen estar muy interesados en el destino de la enferma contagiada, sino en que se depuren las responsabilidades por el contagio: es otra forma de expresar el miedo. Es simplemente un eco de lo que he venido oyendo en la radio del coche por el camino. Veremos cómo evoluciona todo en las próximas semanas.

Me pongo a hacer mi primer dibujo en los alrededores de la venta. El principio de la mañana era soleado, pero al poco se levanta una ligera niebla que ensombrece todo. Cuando termino me voy a tomar un café. Me ha venido bien coger todo el equipo de abrigo, pero después de llevar un rato sentado al aire libre me he quedado algo frío.

A las diez y media en punto llega la comitiva de la FMM. Después de los saludos, nos ponemos en camino en dirección al puerto de los Neveros. Mi segundo dibujo (a la izquierda), es en un paraje próximo a la laguna de Peñalara. Bajo hasta el arroyo para buscar una buena posición. Es un pequeño afluente del Lozoya, que se desliza torrentera abajo. Arriba, una imponente mole granítica a la que llaman ‘la Hermana Mayor’, situada a oriente de la laguna. Una mata de helechos a mi derecha muestra los primeros síntomas de la temporada de otoño. Desde aquí vamos a empezar a repintar las señales del sendero PR15, pero yo me quedo atrás haciendo un boceto del momento.