sábado, 29 de octubre de 2016

Dibujamadrid 2016: y III. En el Instituto San Isidro

Para hoy, mi primera visita al Instituto San Isidro, antiguo Colegio Imperial de Madrid, y anteriormente Estudio de la Villa, uno de los colegios más antiguos del mundo que siguen funcionando. Fue fundado en 1346, y por sus aulas han pasado un gran número de hombres ilustres, entre los que se cuenta Miguel de Cervantes. Hemos dedicado toda la mañana a dibujar dentro de este recinto. El día ha sido soleado, ayudando a crear fuertes contrastes de luz.


 Arriba, la magnífica cúpula de la colegiata de San Isidro, desde el claustro barroco. He continuado con tinta negra y sanguinas. Las manchas de sanguina alegran la monotonía de la tinta y del granito, insinuando las zonas de sombra.
Cuando la línea de sombra no aprovecha las aristas de los edificios, sino que marca la fachada transversalmente, como en el dibujo de arriba, la sombra parece cortada a cuchillo como si de una tarta de chocolate y nata se tratase. En el claustro solo hay luz, sombra y paz para alumbrar un escenario de otra época, ajeno a las turbulencias actuales. A ras de suelo se oyen unos ligeros susurros de los ensimismados dibujantes.



El resplandor de la luz es un puro espejismo de una calidez engañosa. Los corredores del claustro están bien fríos, y la piedra donde me siento está helada... Voy abrigado con ropa polar y no me sobra nada.


Como en el escenario de un teatro, en el patio trasero (arriba) solo hay una puerta ornamentada, que no se a donde conduce. Esta rodeada de las traseras anónimas, humildes y abandonadas de los edificios vecinos. Algunos pequeños ventanales furtivos permanecen entreabiertos. A mi espalda se oyen voces de la chiquillada de niños chinos que vienen a dar clase los sábados. Deben estar saliendo al recreo.



En el patio más recóndito y apartado del instituto hay un campo de recreo, de la que es testigo una aprovechada canasta de baloncesto, testigo mudo de los gritos que no podemos oír en fin de semana. Al fondo en el centro la cúpula de la colegiata con una escalera metálica exterior. A la izquierda, nos protege la fachada lisa del instituto, mientras que a la derecha pueden vernos desde las terrazas de una heterogénea corrala, atestadas de accesorios e ilusiones no usados en la vida cotidiana...


sábado, 22 de octubre de 2016

Dibujamadrid 2016: II. Un día pasado por agua

La tercera sesión, por las callejuelas del barrio de las Letras, ha estado pasada por agua alternando con un desapacible aire de la sierra. A primera hora, nos concentramos brevemente en la calle de Cervantes, antes de dispersarnos en pequeños grupos. Empezamos a dibujar en una terraza de la plaza de Santa Ana, al abrigo de las sombrillas y de las estufas exteriores. Fue una imagen curiosa, porque mientras nuestra terraza se llenaba de gente a nuestro alrededor, el resto de las terrazas de la plaza permanecían complemente desiertas. Un grupo de dibujantes parece ser un buen reclamo de clientes. Después hemos visitado la original floristería del Ángel; y la singular iglesia de San Sebastián, lugar de bautismo, boda o funeral, de un sinnúmero de personajes de la cultura española de todos los tiempos. Desde allí bajamos por la calle de Atocha para ver fugazmente la fachada de la sede de la Sociedad Cervantina, donde en otros tiempos estuvo ubicada la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió la primera edición de El Quijote en 1605.


A la hora de comer hemos parado en el bar Roda (arriba), donde hemos aprovechado el café de sobremesa para entretenernos unos minutos con los inevitables dibujos. Hoy he probado con tinta negra y unas sombras insinuadas con barras de Conté. Al fondo del comedor, una escena taurina del pasado nos ha acompañado por un rato... Al salir del local, nos hemos encontrado con un milagroso claro en el cielo, que nos ha permitido dibujar la fachada del convento de las Trinitarias (abajo), lugar en el que fue enterrado Cervantes, y en el que se supone que todavía siguen sus restos, a pesar de algunas reducciones y olvidos sucedidos en el transcurso de los últimos siglos.



La lluvia ha vuelto con fuerza a media tarde y ha sido torrencial por algunos momentos. El agua ha corrido a mares, buscando los bajos del Paseo del Prado que parecía el cauce de un arroyo en plena crecida.




domingo, 16 de octubre de 2016

Dibujamadrid 2016: I. Una celebración cervantina en Alcalá de Henares

Dibujamadrid se ha retrasado este año hasta el mes de octubre, por necesidades del Museo ABC ajenas a los participantes. Hemos cambiado los calores de junio por el siempre incierto clima del comienzo de otoño, que nos ha dado este año dos de cal y una de arena. El tema de la presente edición es la ruta cervantina, en vísperas del cuarto centenario del nacimiento del genial escritor de lengua castellana. Como primer paso, hemos dedicado las dos primeras sesiones a dibujar en Alcalá de Henares a lo largo de un fin de semana, bajo un sol espléndido, Hacía muchos tiempo que no visitaba Alcalá y me ha causado una excelente impresión, sus monumentos están más atendidos y la ciudad entera se vuelca en su nueva misión de patrimonio de la humanidad, sin perder la alegría estudiantil, y acogiendo a un buen número de inmigrantes del norte y este de Europa.


En el primer día, a las puertas de la Catedral (arriba) nos hemos desayunado con una inesperada procesión conmemorativa. Y, sin salir apenas de la plaza de Cervantes (abajo), hemos visitado la Capilla del Oidor, donde está la pila donde bautizaron a Cervantes, y un diminuto pero maravilloso museo de trajes de época del Siglo de Oro; después hemos dibujado en el anejo Patio del Estudiante, y muy brevemente en el espectacular Corral de Comedias de Zapateros. Por la tarde, tras homenajearnos con un arroz en la casa regional de Castilla la Mancha, hemos visitado los Claustros y el Paraninfo de la Universidad, y la casa-museo de la familia de Cervantes, antes de una cena de tapeo por la calle Mayor.


Al día siguiente, dedicamos solamente media jornada entre las solitarias plazuelas y las fachadas del magnífico Palacio Arzobispal, y un aperitivo con dibujos, de nuevo entre las arcadas de una atestada y bulliciosa calle Mayor. Nos ha acompañado los dos días Javier Zabala (a la derecha), uno de los más renombrados ilustradores del momento, un tipo genial y viajero empedernido, abierto a dar sugerencias en todo momento. En la foto, también esta el ilustrador Enrique Flores (a la izquierda), habitual coordinador de estas jornadas.