sábado, 28 de diciembre de 2013

Reunión de fin de año en el Matadero (1)

Es una casualidad haber quedado el día de los santos inocentes, para celebrar el fin de año con el grupo de Urban Sketchers de Madrid. Nos hemos reunido un nutrido grupo de gente, algunos venidos de otros lugares de España para visitar a sus familias durante las fiestas navideñas. El tiempo ha acompañado y el día ha sido soleado, abriendo un intervalo de descanso a las lluvias de los últimos días.













La mayor parte de la mañana estuvimos pintando en el Invernadero del Palacio de Cristal de la Arganzuela. Un espacio muy luminoso que tiene tres ambientes botánicos diferentes. Este último de los dibujos de la mañana refleja un poco el ambiente del invernadero de catcus, huyendo de las panorámicas generales que tanto me atraen.

Reunión de fin de año en el Matadero (2)

Tras una amena y larga comida en un almacén reconvertido en Café Teatro, a media tarde nos hemos concentrado en la cafetería del complejo del antiguo Matadero. Es un espacio muy moderno, con una cálida iluminación. Una buena parte del espacio interior es un grada donde puedes sentarte a tomar una copa o un café. El foco de atención es una enorme mesa alrededor de la cuál caben fácilmente más un par de docenas de personas... Esta vez he intentado hacer un ejercicio inverso, dando las pinceladas de color antes que los trazos del dibujo. El efecto me parece interesante y creo que refleja bastante bien el ambiente.














domingo, 15 de diciembre de 2013

Subida a la Fuenfría y paseo por la pista del collado Mirachiva

Afortunadamente, hemos disfrutado de una excelente y soleada mañana de diciembre. Ideal para pasar un rato en la montaña. La fría temporada invernal llegará en pocas semanas y hay que aprovechar estas oportunidades de finales de otoño. Tras una hora larga de caminata de subida entre pinares, por el camino viejo a Segovia, hemos llegado a la cumbre del puerto de la Fuenfría (1.796msnm). Aquí convergen, además de nuestro camino, la calzada romana y la llamada 'carretera de la república'. Hay una pequeña capa de nieve helada en todas las zonas de sombra y corre un pequeño viento.
Tras descansar unos minutos, nos hemos dividido. Por una lado, mi amigo Fernando y Ana, su mujer, se han puesto manos a la obra de repintado de las señales del sendero GR10. Por otro lado, yo me he alejado por la pista panorámica que transcurre hasta el collado Marichiva, prácticamente en un terreno horizontal, al abrigo del Montón de Trigo, que mejora sensiblemente la sensación térmica, porque apenas hace viento. La temperatura en el collado no subiría de los tres grados, pero la sensación era muy placentera.

Me he sentado a dibujar a un lado del camino, frente a un espectacular paisaje del que apenas he podido obtener un boceto de su parte central. Al fondo, a la izquierda de la imagen, entrevemos el nevado pico de Peñalara. En el centro, la corona de riscos de Siete Picos (hasta 2.138m). A media altura se divisan los cortes horizontales de la carretera de la república.  A la derecha, fuera de la imagen, la cordillera desciende rapidamente dejando intuir entre nieblas las planicies de la meseta que llegan hasta la ciudad de Madrid. Aunque pueda parecer mentira, es la primera vez que subo a esta zona de la sierra y estoy descubriendo unas maravillosas vistas de mi tierra, a las que nunca había prestado la menor atención hasta este momento.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Han llegado las primeras nieves y la sierra está bastante cubierta

Por fin he vuelto al Alto del León. He dejado atrás la zona de trincheras 'nacionales', a la que ya volveré más adelante, para seguir haciendo apuntes a lo largo del camino que lleva hasta La Peñota (1.945 metros). Como siempre, he dejado atrás a Fernando y Elena marcando el sendero y me he adelantando hasta una zona elevada del camino, cerca de un puesto de  vigilancia de la zona 'republicana'.  Hay bastante nieve y el viento pasa por la cumbre con bastante violencia dando una sensación de frío muy acusada. Hace un día soleado por vertiente de Madrid, pero la ladera de Segovia está totalmente cubierta y las nieblas se hacen y se deshacen muy cerca de donde estoy sentado.





Avanzo en el dibujo lentamente, porque apenas puedo dar acuarela. El agua se cristaliza nada más pasar el pincel por el papel y se forman unas diminutas bolas de pintura. Al cabo de unos cuarenta y cinco minutos no soporto más el frío intenso, recojo los trastos y me voy a al refugio -en el centro del dibujo, al fondo del camino- a tomarme unas pequeñas provisiones: un pequeño sandwich, un plátano y una onza de chocolate. Me ha sentado bien y, sobre todo, he disfrutado del sol al abrigo del viento.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una nueva fría y soleada mañana en Cercedilla, el 20N

He vuelto a Cercedilla esta mañana, acompañando al grupo de mantenimiento de senderos de los miércoles. Han caído las primeras nieves en las cumbres de la sierra y hace mucho frío, a pesar de ser una mañana con grandes claros de sol. He dejado a mis amigos repintando señales y, después de tomar un pincho de tortilla, me he sentado a dibujar en la colonia de chalets situada en el viejo camino de El Escorial. Frente a mi se encuentran varias fincas solitarias y cerradas a cal y canto, dejadas a su suerte hasta la temporada de vacaciones. La casa de la derecha, oculta entre los árboles, se hace llamar 'Villa Perpetua'. ¡Vaya nombre!... ¡Quizás el dueño pensaría vivir eternamente!.













Me pongo algo melancólico cuando veo estas urbanizaciones casi fantasmas. Me imagino las tremendas ilusiones de sus primeros constructores, posiblemente para disfrutar en familia, quizás llenas de vida con hijos pequeños; después con hijos mayores y sus ruidosas proles; para volver a quedar de nuevo en silencio al cabo de los años.
Han pasado varios transeúntes solitarios, que después de quedarse sorprendidos de ver a un extraño sentado en una silla plegable en medio de la acera, han reaccionado más o menos de la misma manera. Todos miraban de reojo lo que me traía entre manos; casi todos me han dado los buenos días; alguno me ha ignorado, como si mi presencia fuese algo habitual; y solo uno se ha acercado a ver qué hacía. 'No tiene frío', me dijo. 'Si, hace bastante frío, pero como me espere al calor, no pinto en seis meses', le dije... 'Claro', me dijo y se marchó calle abajo sonriendo satisfecho.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

En la casa del Casa del Libro, el 23F

A lo largo del tiempo he pasado muchas horas en la Casa del Libro, de la Gran Vía de Madrid. Fue la primera librería abierta por la editorial Espasa Calpe en 1923. Allí he comprado un buen puñado de libros de mi biblioteca, de temas históricos a económicos, de ingeniería a filosofía. Me gusta ojear los libros, leer las cubiertas y los índices, para tener una visión de su contenido. Leo un par de párrafos en pocos instantes para comprobar la calidad de la edición y el sentimiento que transmite el libro. De ese modo puedo pasar un buen rato hojeando en varias plantas antes de decidirme a comprar nada, pero disfruto enormemente, como si los hubiese comprado todos en uno solo.













De todas mis visitas a la Casa del Libro recuerdo especialmente un día: el 23 de febrero de 1981. Ese día debí salir de la librería hacia las siete de la tarde. Al entrar en contacto con la calle, me sorprendió un ensordecedor ruido de sirenas, de coches de policía y ambulancias. Algo ha pasado, pensé. ¿Otro atentado de ETA?, era lo primero que podía venir a mi cabeza... Al llegar a mi apartamento, oí por la radio que el país estaba conmocionado por un intento de golpe de estado, que estaba siendo liderado por un teniente coronel de la Guardia Civil, que mantenía secuestrados dentro del Congreso a los parlamentarios de las Cortes. Posiblemente fui algo insensato, pero no me sentí especialmente intranquilo y pensé que aquello se solucionaría de alguna forma. Cuando cayó la noche, di un paseo en coche por las desiertas arterías de Madrid para pulsar el ambiente. Al día siguiente, el intento de golpe fue abortado completamente.

martes, 5 de noviembre de 2013

Mi pintura y la Biblioteca Nacional

Hoy he pasado hora y media haciendo un boceto frente a la Biblioteca Nacional. Mis primeros recuerdos sobre este edificio se remontan a mi época de estudiante universitario, a principios de los 70. Era un Madrid gris y austero, coincidiendo con los años finales de una larga dictadura. Mis recuerdos no están asociados con la búsqueda de libros o con interminables horas de estudio en una magnífica biblioteca, sino porque me convertí en un asiduo visitante de las exposiciones temporales artísticas que se celebraban en unas salas de la planta baja. Fue un rayo de luz que me sirvió de evasión durante mis áridos primeros años de estudios de ingeniería. Allí pude descubrir la impactante y titánica escultura del aragonés Pablo Gargallo, la violencia de colores del también aragonés Manuel Viola, o los maravillosos y minuciosos grabados del bávaro Alberto Durero, junto a otro buen número de otros autores de los que ya apenas puedo recordar individualmente.
De regreso al futuro, hace ya algunos meses que he vuelto a frecuentar las renovadas y modernas salas de exposiciones de la Biblioteca. Es una observación más nostálgica, pero igualmente valiosa. En 'La Transición en tinta china', he refrescado recuerdos de lecturas inolvidables. Con Nicanor Parra o Esteban Lisa he descubierto la vida y obras personajes totalmente desconocidos para mi hasta estos momentos... ¡Larga vida a la Biblioteca Nacional!

miércoles, 30 de octubre de 2013

Fresco, sol y sombra, en el apeadero de Camorritos

Ha hecho una soleada mañana de finales de octubre. De esas que te confunden en pocos centímetros, porque pasas de la calidez del sol a un frío penetrante en las zonas de sombra. Mientras Fernando y su reducido grupo de voluntarios se han puesto a repintar las señales del sendero GR10, yo he tomado posiciones para dibujar. Mi primer dibujo ha estado dedicado al apeadero de Camorritos, desierto y semiabandonado, donde se apilan traviesas y vías para reponer en futuros mantenimientos. El apeadero dejó de funcionar en 2011, aunque el tren sigue haciendo el recorrido desde Cercedilla a los puertos de Navacerrada y Cotos. He visto un pasajero a través de la ventana y he hecho un saludo amistoso con la mano al conductor, que me ha devuelto un estruendoso y breve pitido de su ronca sirena.













En Camorritos, situado montaña arriba desde Cercedilla, se ubica una colonia de un puñado de chalets, iniciada en los años veinte, de la época en la que ir a veranear a la sierra era síntoma de prestigio y buena posición económica. Las parcelas son enormes, a tono con las construcciones que quedan perdidas entre sus arboledas. Hay algunos rastros de vida permanente en el lugar, una media docena de coches en los caminos se acceso, humo en un par de chimeneas, carteles intimidatorios de compañías de seguridad en sus vallas y algunos perros guardianes que se mantienen silenciosos y confiados, aunque me siguen atentos con la mirada... La serenidad del entorno es esplendida y apenas se ve turbada por la huella sonora del tren que inunda el valle regularmente cada cierto tiempo. Un tren nostálgico que no lleva prácticamente a nadie en muchas épocas del año, ni a la ida, ni a la vuelta.

sábado, 19 de octubre de 2013

Grupo de dibujantes en la terraza de 'El Viajero'

Hasta hace bien poco jamás había prestado atención al restaurante 'El Viajero'. Está situado en una esquina de la plaza de la Cebada, frente al mercado. Este verano ya pasamos una agradable sobremesa disfrutando de una climatización bienhechora, pero este sábado nos hemos dado cita allí en el LXI Sketchcrawl de Madrid. Es la hora del aperitivo y luce un cálido sol de otoño, aunque amenaza lluvia a lo largo del día. Desde la terraza de la última planta hay unas buenas vistas de la plaza, de la basílica de San Francisco el Grande y de sus alrededores.













He llegado el último, porque me había entretenido un poco más de tiempo en hacer un par de perspectivas del mercado de la Cebada. Solo he podido encontrar una mesa libre en un extremo casi en sombra, pero a cambio de ello he dispuesto de un lugar estupendo para dibujar a todo el grupo, enfrascado en sacar las chispas a sus cuadernos. Es un grupo numeroso; muchos son habituales, pero siempre hay caras nuevas. Un par de niños han acompañado a sus padres y van copiando la afición de dibujar escenas en directo... Como complemento, una buena caña de cerveza con un platillo de aceitunas aliñadas. ¡Un rato genial!

miércoles, 16 de octubre de 2013

Entre la Bola del Mundo y la Maliciosa

Esta mañana he subido a Navacerrada con Fernando y su grupo de voluntarios de la Federación. Su misión era el repintado y mantenimiento del sendero P16M, que va desde la Bola del Mundo hasta el pico de la Maliciosa. Afortunadamente, pudimos subir en dos coches hasta la Bola, para iniciar el camino a pie desde ese punto. Ha sido una buena ayuda, porque la subida andando nos hubiese tomado como una hora. Mientras que ellos se han dividido en dos grupos y se han puesto manos a la obra, yo he buscado algunas localizaciones para completar algunos dibujos. Ha sido un buen día de otoño, aunque las rachas de niebla han estado presentes en las cumbres hasta mediodía y he tenido que cruzarme de brazos con frecuencia porque no se veía absolutamente nada.

Finalmente, he podido completar mis dibujos. Éste se tomó en un rellano del sendero, relativamente cerca de las ruinas de un antiguo refugio. Las vistas desde esta altura son espléndidas, La Bola a la derecha, la Maliciosa a la izquierda, El Escorial enfrente y el circo de Gredos en la lejanía. Un poco más adelante del camino y a mi espalda se encuentra el Ventisquero de la Condesa, limitado por el agreste paisaje de la Pedriza y la vista del embalse de Santillana. Es una zona magnífica para seguir avanzando en mi cuaderno sobre senderos por las sierras de Madrid.

domingo, 13 de octubre de 2013

Cuenca, una parada obligatoria

Anaís había organizado una reunión de dibujantes en Cuenca para este sábado pasado, impresionante ciudad a la que tampoco había vuelto en más de veinte años. He llegado pronto, en un AVE que en cincuenta minutos desde Atocha me ha dejado a ocho kilómetros de Cuenca, en una solitaria estación de moderno diseño, del estilo del boom de las infraestructuras. Después de ser acarreado hasta la parte antigua por un feliz taxista; y de desayunar un chocolate con porras con vistas a la hoz del Júcar, he subido al punto de encuentro en la zona del Castillo.


Ayer 12 de octubre era día de fiesta, día de conmemoración del descubrimiento de América, antigua celebración de la Hispanidad, de la Raza, una de las fiestas nacionales de la España de mi juventud y hoy en día una fiesta venida a menos, aunque todavía conserva aromas solemnes con una breve parada militar en el paseo de la Castellana de Madrid. Aquí, en Cuenca, ha salido a la calle una banda de dulzaineros y tamborileros, que nos han amenizado la mañana con un runrún tradicional castellano, monótono y al final pegadizo. Además de la música, hemos disfrutado del sol mientras dibujábamos a la catedral, bajo la atenta mirada de un jubilado japonés.
Una jornada soberbia, con el mayor agradecimiento a nuestros amigos de Cuenca.

domingo, 6 de octubre de 2013

La cuesta del carretero

La cuesta del carretero es el empinado acceso a la plaza de Hoyocasero desde la carretera que va de Barraco a Venta del Obispo. No se de dónde le viene el nombre, pero supongo que en memoria de la fuerte pendiente de una cuesta que debió hacer sufrir enormemente a los conductores de las carretas tiradas por yuntas de vacas; subiendo y bajando heno, paja, leña o piedra, según la época del año. Todo eso que ha quedado esfumado en el limbo del pasado y solo puede ya vivir en la memoria de muy pocos.


Había buscado cuidadosamente una oportunidad para volver a Credos a la caza de los paisajes de un otoño temprano, para seguir trabajando en mi cuaderno de bocetos. Sin embargo, no ha habido suerte por ese lado, ya que el otoño llega tardío este año. A pesar de este cambio de plan, he pasado unos días muy buenos dibujando a todas horas del día y disfrutando de algunas agradables tertulias. El pueblo estaba muy solitario y silencioso, tanto por el día como por la noche, libre de las estridentes huellas de sus numerosos vecinos temporeros del verano. La temperatura diurna ha sido increíblemente buena para esta época del año y ha sido una delicia sentarse a dibujar. La noticia triste fue la muerte de Plácida, a sus noventa y dos años. Nos ha dejado para siempre tras unos meses de deterioro constante. ¡Descanse en paz!. El corral se quedará aún más solitario sin una de sus dos únicas vecinas permanentes.

sábado, 5 de octubre de 2013

Descubriendo el sendero GR10 entre las trincherras de la Sierra de Guadarrama

Después de varios meses de haberlo ideado, he subido esta mañana a la sierra de Guadarrama con Fernando, un buen amigo de juventud, al que vuelto a encontrar después de mis largos periplos de ejecutivo con una multinacional famosa. A los veinte años tocábamos la guitarra juntos, ahora coincidimos en el interés por hacer largas caminatas por el campo. Fernando, después de que la crisis afectase la empresa en la que era socio, es un activo voluntario de la Federación de Montaña de Madrid y se conoce las sierras al dedillo. Yo, sin embargo, soy uno de esos numerosos madrileños que han vivido durante toda su vida de espaldas a su sierra. Para mi todo es nuevo por aquí.

Fernando me ha hablado mucho del sendero GR10, un camino de 'gran recorrido' que parte de Puzol (Valencia) y llega hasta Lisboa, después de discurrir a lo largo de 1600 kilómetros por toda la península. Esta mañana hemos dedicado cinco horas a conocer la parte del camino que está próxima al puerto del Alto del León. Tiene unas vistas sorprendentes a ambos lados de la cordillera. A un lado la extensión infinita de la planicie de los pueblos del norte de Madrid. Al otro lado, San Rafael y la provincia de Segovia. Esta zona está plagada de restos relativamente bien conservados de un frente permanente durante la guerra civil del 36. Tanto la sierra, como el camino GR10 o las huellas de un pasado bélico no tan lejano bien merecen la pena para un cuaderno de dibujos.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Regreso a Sevilla, con dibujantes 'de las dos orillas'

El sábado 14 de septiembre he participado en un encuentro de dibujantes en Sevilla, bajo los auspicios de la Fundación Tres Culturas. En una larga jornada, bajo el peso de un calor sofocante,  hemos recorrido con nuestros cuadernos varias plazas de la parte antigua de la ciudad. La plaza de Doña Elvira, la plaza del Triunfo, la plaza de la Maestranza, la plaza de San Francisco o la plaza del Salvador. Muy buen ambiente y camaradería y unos cuantos dibujos rápidos, pero con minucioso detalle. En realidad, los dibujantes 'de la otra orilla' han brillado por su ausencia, pero son las cosas que pasan en el sur... Creo que en noviembre quieren ir a Tánger, pero no es un destino que me interese particularmente en estos momentos.






Hace más de quince años que no había vuelto a Sevilla, cuya esencia parece permanecer bien afianzada a pesar de algunos cambios desde mi última visita, como la polémica remodelación de Jürgen Mayer de la 'plaza de las Setas', o una moderna y acristalada torre en construcción junto al espacio de la Cartuja. He redescubierto sus magníficos Reales Alcázares como si hubiese sido la primera vez; y he paseado pensativo por las acogedoras sombras del parque de María Luisa. La ciudad de Sevilla, que fuese en otros tiempos centro del comercio con las Américas, se ha convertido en un gran parque temático para el siglo XXI, dando cobijo a edificios plagados de fantasmas con olor a naftalina y plazas rebosantes de turistas multicolores.
¡Larga vida a Sevilla!

jueves, 22 de agosto de 2013

Medio cuaderno de campo en unos días por la Sierra de Gredos

Este martes hemos regresado de Hoyocasero, en donde hemos pasado ocho días, lejos del calor del verano de Madrid, haciendo largas caminatas y dibujando como nunca. He podido completar medio cuaderno de tamaño A6 -unos cuarenta dibujos-, que me han hecho pasar unos ratos estupendos. Empecé el trabajo de una forma algo anárquica, pero poco a poco se fue convirtiendo en un álbum, en el que aún quedan huecos vacíos, pero con una visión clara de lo que quiero que esté en uno de ellos.
Un día fuimos a pasear por la ribera del río Tormes en Hoyos del Espino, otro nos descalzamos un ida y vuelta por la calzada romana desde el Puerto El Pico hasta el bonito pueblo de Cuevas del Valle. Todo ello como entrenamiento para la gran excursión del último día.


Mi hijo Víctor y yo subimos hasta la Laguna Grande el pasado lunes. Llegamos por la mañana bien temprano y nos aventuramos hora y media en la subida al Almanzor, desde donde nos paramos a contemplar el agreste paisaje a nuestros pies. Una experiencia nueva fruto de estos tiempos: Víctor ponía música de fondo al momento desde su móvil, con la canción 'Into the West', de la película de el Señor de los Anillos. ¡Un momento mágico!... Después de tomar algo de alimento, vimos que era tarde para continuar la subida hasta el pico algo escasos de agua y decidimos regresar. Nos hemos prometido subir algún día juntos al Almanzor.

jueves, 18 de julio de 2013

Más que un parque

Esta mañana hemos pasado Matilde y yo unas horas en El Retiro, de camino antes de ir a comer a casa de sus padres. Atravesar las arboledas antes de mediodía en esta época de verano en una sensación inolvidable. Solo unos pocos privilegiados pasean por sus senderos y disfrutan de la luz sol y de la agradable frescura de sus sombras.
Nos hemos acercado hasta la nueva Biblioteca Municipal, instalada en las dependencias de la antigua Casa de Fieras, ahora un espacio moderno, agradable y transparente en contacto con el parque que la rodea, que acoge un buen número de lectores y curiosos visitantes.
Desde allí nos dirigimos hasta los jardines de Don Cecilio, que se encuentran ahora en pleno esplendor y en donde los pavos reales campan en liberad por todos sus rincones...
La combinación de tinta y aguada suave combina bien. La aparición de personas o animales en la escena ayuda a dar sensación de vida.

sábado, 15 de junio de 2013

El Museo ABC de Dibujo e Ilustración ha organizado por tercer año consecutivo unas jornadas bajo el nombre de Dibujamadrid 2013. Hemos asistido a sesiones de dibujo durante cinco sábados a diversos escenarios de naturaleza, tanto en la ciudad como en el campo.
El sábado 15 de mayo fuimos a la Pedriza. A la hora de la comida me quedé rezagado en solitario, pintando desde la sombra de un grupo rocas a un lado del sendero.

sábado, 18 de mayo de 2013

Sobremesa en La Vera, con el grupo de 'Urban Sketchers'

He conocido por casualidad a un grupo de dibujantes madrileños que se reúnen con cierta frecuencia a dibujar en los fines de semana de la capital. Es un conjunto heterogéneo de personalidades y pasados, pero a los que empuja unas ganas enormes por dibujar las cosas y les escenarios que les rodean. Me gusta la idea y seguro que me apuntaré con frecuencia a sus escapadas artísticas.
Esta mañana, Fernando Benito había organizado una quedada para dibujar una clase de flamenco en una academia bohemia en el mercado de Antón Martín. Después, hemos compartido nuestro trabajos en el restaurante extremeño 'La Vera', en el barrio de Embajadores. Arriba, Juamari, Fernando, Tomás y Joaquín, de tertulia amigable a un lado de la mesa.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Un retrato para mi hermana Mamen

Mi hermana Mamen ha cumplido años y, aunque siempre parece que el tiempo ha ido más deprisa de lo estimado, ha entrado en una nueva década. He pensado darle una sorpresa con este retrato a lápiz y plumilla tomando como modelo una sesión de fotografías que hice en el jardín de casa hace algún tiempo. Afortunadamente, el parecido es grande y le ha hecho mucha ilusión recibirlo.