Ningún cuadro me llamó tanto la atención de la discreta exposición permanente como una escena costumbrista de Alfred Dehodenq titulado 'Una cofradía pasando por la calle Génova'. La imagen del Cristo escoltado por encapirotados cofrades en la fría zona de sombra, es seguido a media distancia y media luz del paso de la virgen María, bamboleándose bajo palio, y todo rodeado por una incontable muchedumbre curiosa que observa a pie de calle y en los balcones de la zona más iluminada. Minucioso en detalles y angustioso en el fondo.
lunes, 1 de mayo de 2017
El Mini-Thyssen
Ningún cuadro me llamó tanto la atención de la discreta exposición permanente como una escena costumbrista de Alfred Dehodenq titulado 'Una cofradía pasando por la calle Génova'. La imagen del Cristo escoltado por encapirotados cofrades en la fría zona de sombra, es seguido a media distancia y media luz del paso de la virgen María, bamboleándose bajo palio, y todo rodeado por una incontable muchedumbre curiosa que observa a pie de calle y en los balcones de la zona más iluminada. Minucioso en detalles y angustioso en el fondo.
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