No recuerdo haber visitado antes el castillo de los Mendoza, en Manzanares el Real. Pero, si acaso lo hubiese visitado, sin duda alguna no quedó una huella especial en mi memoria.
Se trata de una construcción del siglo XV, iniciada por el primer Duque del Infantado sobre una ermita románico-mudéjar. Gracias al esfuerzo restaurador de las últimas décadas, el castillo se ha convertido en un lugar para una interesante visita. Flanqueado al sur por el embalse de Santillana y al norte por las estribaciones de la Pedriza, su interior está ambientado como museo de época con una buena colección de tapices. El castillo de Manzanares fue testigo del acto de constitución de la Asamblea de Parlamentarios de Madrid, en 1982.
Este sábado, el castillo ha sido el lugar de cita del grupo 'Dibujando por la Sierra'. La asistencia ha sido numerosa y nos ha acompañado un magnífico día soleado: este invierno está resultando un inolvidable otoño. Siguiendo mi costumbre habitual, he recorrido todas las plantas desde la entrada hasta el corredor amurallado de la parte superior; y me ha interesado el contraste de la zona palaciega del castillo con la barbacana defensiva de la planta baja. Las vistas al embalse, que parece un suave lago natural, ponen un contrapunto a la escena. La ambientación musical, disimulada entre los arbustos, nos envuelve con una melodía de acordes medievales que crea una relación invisible con una época pasada, casi mágica.
A mi regreso, me he parado a hacer bocetos en la escalera de caracol, en la sala de tapices, en el patio porticado y en la planicie en la que desemboca la puerta del castillo.
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