domingo, 6 de octubre de 2013

La cuesta del carretero

La cuesta del carretero es el empinado acceso a la plaza de Hoyocasero desde la carretera que va de Barraco a Venta del Obispo. No se de dónde le viene el nombre, pero supongo que en memoria de la fuerte pendiente de una cuesta que debió hacer sufrir enormemente a los conductores de las carretas tiradas por yuntas de vacas; subiendo y bajando heno, paja, leña o piedra, según la época del año. Todo eso que ha quedado esfumado en el limbo del pasado y solo puede ya vivir en la memoria de muy pocos.


Había buscado cuidadosamente una oportunidad para volver a Credos a la caza de los paisajes de un otoño temprano, para seguir trabajando en mi cuaderno de bocetos. Sin embargo, no ha habido suerte por ese lado, ya que el otoño llega tardío este año. A pesar de este cambio de plan, he pasado unos días muy buenos dibujando a todas horas del día y disfrutando de algunas agradables tertulias. El pueblo estaba muy solitario y silencioso, tanto por el día como por la noche, libre de las estridentes huellas de sus numerosos vecinos temporeros del verano. La temperatura diurna ha sido increíblemente buena para esta época del año y ha sido una delicia sentarse a dibujar. La noticia triste fue la muerte de Plácida, a sus noventa y dos años. Nos ha dejado para siempre tras unos meses de deterioro constante. ¡Descanse en paz!. El corral se quedará aún más solitario sin una de sus dos únicas vecinas permanentes.

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