miércoles, 13 de noviembre de 2013

En la casa del Casa del Libro, el 23F

A lo largo del tiempo he pasado muchas horas en la Casa del Libro, de la Gran Vía de Madrid. Fue la primera librería abierta por la editorial Espasa Calpe en 1923. Allí he comprado un buen puñado de libros de mi biblioteca, de temas históricos a económicos, de ingeniería a filosofía. Me gusta ojear los libros, leer las cubiertas y los índices, para tener una visión de su contenido. Leo un par de párrafos en pocos instantes para comprobar la calidad de la edición y el sentimiento que transmite el libro. De ese modo puedo pasar un buen rato hojeando en varias plantas antes de decidirme a comprar nada, pero disfruto enormemente, como si los hubiese comprado todos en uno solo.













De todas mis visitas a la Casa del Libro recuerdo especialmente un día: el 23 de febrero de 1981. Ese día debí salir de la librería hacia las siete de la tarde. Al entrar en contacto con la calle, me sorprendió un ensordecedor ruido de sirenas, de coches de policía y ambulancias. Algo ha pasado, pensé. ¿Otro atentado de ETA?, era lo primero que podía venir a mi cabeza... Al llegar a mi apartamento, oí por la radio que el país estaba conmocionado por un intento de golpe de estado, que estaba siendo liderado por un teniente coronel de la Guardia Civil, que mantenía secuestrados dentro del Congreso a los parlamentarios de las Cortes. Posiblemente fui algo insensato, pero no me sentí especialmente intranquilo y pensé que aquello se solucionaría de alguna forma. Cuando cayó la noche, di un paseo en coche por las desiertas arterías de Madrid para pulsar el ambiente. Al día siguiente, el intento de golpe fue abortado completamente.

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