miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una nueva fría y soleada mañana en Cercedilla, el 20N

He vuelto a Cercedilla esta mañana, acompañando al grupo de mantenimiento de senderos de los miércoles. Han caído las primeras nieves en las cumbres de la sierra y hace mucho frío, a pesar de ser una mañana con grandes claros de sol. He dejado a mis amigos repintando señales y, después de tomar un pincho de tortilla, me he sentado a dibujar en la colonia de chalets situada en el viejo camino de El Escorial. Frente a mi se encuentran varias fincas solitarias y cerradas a cal y canto, dejadas a su suerte hasta la temporada de vacaciones. La casa de la derecha, oculta entre los árboles, se hace llamar 'Villa Perpetua'. ¡Vaya nombre!... ¡Quizás el dueño pensaría vivir eternamente!.













Me pongo algo melancólico cuando veo estas urbanizaciones casi fantasmas. Me imagino las tremendas ilusiones de sus primeros constructores, posiblemente para disfrutar en familia, quizás llenas de vida con hijos pequeños; después con hijos mayores y sus ruidosas proles; para volver a quedar de nuevo en silencio al cabo de los años.
Han pasado varios transeúntes solitarios, que después de quedarse sorprendidos de ver a un extraño sentado en una silla plegable en medio de la acera, han reaccionado más o menos de la misma manera. Todos miraban de reojo lo que me traía entre manos; casi todos me han dado los buenos días; alguno me ha ignorado, como si mi presencia fuese algo habitual; y solo uno se ha acercado a ver qué hacía. 'No tiene frío', me dijo. 'Si, hace bastante frío, pero como me espere al calor, no pinto en seis meses', le dije... 'Claro', me dijo y se marchó calle abajo sonriendo satisfecho.

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