Esta semana nos hemos arriesgado a visitar, sin reserva previa, el Hayedo de Montejo de la Sierra, Llegué bien temprano, pero solo encontré pases para las tres y media, por lo que tuvimos que hacer una larga espera. Como en muchos días de otoño, ha hecho un día muy frío, pero soleado. Después de tomar un café, para entrar algo en calor, hemos paseado por el pequeño pueblo y hemos podido dibujar algunas escenas, como la pequeña parroquia de San Pedro, o la travesía de la Amargura. En 'El Hayedo', el único lugar abierto, nos han servido una sopa de cocido caliente y un par de huevos fritos con patatas y panceta. Al fin, las tres y media en punto, nos hemos encontrado con el resto del grupo a las puertas del bosque, para comenzar una detallada visita guiada de casi hora y media.
El hayedo es un pequeño bosque lleno de magia. Los hayedos son muy frecuentes en el norte, pero aquí se trata de una anomalía, que ha sobrevivido por casualidad; aunque su continuidad parece asegurada por el cuidado de los últimos cincuenta años. La senda transcurre junto al trepidante Jarama, que se mueve con rapidez entre el hayedo y un pinar de la vecina provincia de Guadalajara. Al principio, las hayas coexisten con los pinos y otras plantas, pero poco a poco las hayas han dominado al resto de plantas y se han quedado solas, cubriendo con su sombra grandes superficies de terreno, ahora cubiertas de hojarasca dorada. En esta hora cercana a la hora de la puesta de sol, las sombras van convirtiendo el bosque en una mancha impenetrable...
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