martes, 2 de diciembre de 2014

¡Vaya costalazo en la Pedriza!

El pequeño parking de Quebrantahuesos ya estaba prácticamente lleno a las diez de la mañana. Al llegar el grupo de la FMM, nos hemos puesto camino arriba por la senda PR16, que se dirige hacia la Maliciosa. Como suele ser habitual, al cabo de un rato les he dejado continuar y me he quedado solo, a la búsqueda de un lugar para el dibujo, que he encontrado en un saliente rocoso al lado de la senda. Desde allí se divisa toda la Pedriza desde su lado occidental. Es mediodía y el sol marca las sombras con rigor. Después de hacer un pequeño boceto, he disfrutado del paisaje tomando mi pequeño picnic... La bajada me ha impresionado aún más que la subida, porque en el borde del camino abundan los roquedales inesperados, que toman vida formando y deshaciendo figuras y relieves misteriosos a mi paso...













Una mañana genial casi acaba como el rosario de la aurora, porque cuando divisaba el aparcamiento, he tropezado involuntariamente, dando de bruces con mis huesos en el suelo, como no hubiese podido hacer ni el mismísimo don Quijote. No he podido soltar los bastones, bien sujetos por las muñecas, y la bolsa de los materiales de dibujo se me ha inclinado hacia un costado presionando en las costillas como si fuese a clavarse. ¡Qué dolor!. Afortunadamente, no hay rastros rotura; solo unas pequeñas ampollas en las palmas de las manos, llenas de sangre, que desaparecerá en unas pocas semanas. ¡Otro día que me caigo en la sierra!... Espero que sea la última.

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